miércoles, 13 de junio de 2012
Babilima
VI
EN LA PLAZA UNION
EL DIOS AMARU
COHABITA CON LA LOCURA
No hay más descanso azul.
No las maneras de las aves pelícanos tíos
picotean mi cabeza.
Aprendiz de fenicio en el mercado de fenicios
aplastado por el sol
ya no veré el huerto de la vida otra vida
apesta mi corazón.
Resbalé en tierra extraña.
Recorrí mundos de nubes y arrayanes para engrosar
la oscura mar de arenas:
Razas de lotos antiquísimos / Razas riachuelos del Congo
/Razas transplantadas
de las Europas venidas a menos.
Me contemplo en mi ensayo humano ¿Con qué sentidos
viviré? ¿Quién soy aquí?
¿Quiénes son mis vecinos de ese modo atraídos por la muerte?
Escucho los veloces carruajes de la peste y veo lo
indescifrable:
El blanco que fue blanco empuña su carretilla y sus sueños
naufragan a mi costado.
No hay descanso ni esperanza.
Mi abuelo el cóndor mi tía la serpiente el dios Amaru
y la locura
cohabitan en la Plaza Unión.
Y te soy poco útil, cuerpo mío, junto a las moscas
y entre gente devaluada
levanté mi familia inventando la vida, mas la vida
nos gotea de las baratijas que ofrecemos: “Señoras y señores
miren como me ahogo. Piedras
pulidas contra el infortunio. Hierbitas para el mal de ojos
y el insomnio. Miren como eructo”.
Y las moscas laboriosas ganando los espacios mi compaire
Abelaido grita “revolución caliente”
Mi compaire Abelaido cultiva su casa con canciones antiguas
y sus dedos ilustrísimos
son muchachos guitarristas en las altas noches de
aguardiente.
Vuelven los carruajes de la peste, vuelven las moscas
peinadas y coquetas.
No hay descanso grita mi estómago
Mis brazos muertos mi piel es tosquísima a las cuatro de la
tarde en la Plaza Unión.
Y “serrano concha to madre vuelve a to tierra” mi propia voz
arrojándome.
Oh, Babilima, aleja el infierno de mis visiones.
Quisimos conocer el huerto de la vida y discurrimos
sin memoria ni tiempo
como los muertos en el hielo.
Derramados bajo el sol
no nos alcanza la frescura del amor.
Con una flor de agua quiero, con la brujería de la flor de
mayo quiero alcanzarte
mi linda andina Rita de junco y cuculí.
Oigo el Rimac enloquecido por las moscas y mis ojos no ven
la luna.
El blanco que fue blanco y el chino-cholo-negro e’mierda que
soy prosigo mi batalla.
Setiembre dijo confusión. Doy vuelta a mi carretilla y estallo
entre vehículos relucientes como el sol.
ENTRE EL WAMANI Y LA CARRETILLA / CESAREO MARTINEZ / N° 12-13 HUESO HÚMERO 1982
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cuando el arte se propone tener color de carretilla, de tumulto, de mosca en la sopa, de danza ebria en madrugada, y de sudor en avenida... se concluye que la poesía lo es todo. Este es el tono que busca Sr. braga??... de Rancas a Cesáreo, de Retama a Chacalón... dibuje el color de Quilca... que te da vuelto diciendo que "la próxima vez será mejor".
ResponderEliminarLa poesía será del color con el que el pobre alumbrado público fatigue.. bajo ese puente donde el Zimarrón Hermano tan admirablemente hizo que SUENE.. Mientras, en la trinchera ajena, no quede mas que zurcir las frases y los tiempos empolvados .. a decir: "Mi dolooorr .. se hace más grandeeee.." .. "..la próxima vez será mejor" .. "..el mejor-peor pase de la historia" ..y un sonoro "TURUUUUHHH.." .. Vela en mano y túnica de pies a cabeza .. en eso estamos hermano.. en eso estamos .. SAlud.
ResponderEliminarB.