miércoles, 29 de junio de 2011

Set List


Set List

La notificación judicial abandonada en la mesa sobre la cual acabará pesando una botella de vodka, el borrador de un poema, grageas, planetas, migajas. Después, la extracción de la pulpa síquica a tajo abierto. Del coma profundo del útero enfermo a los síntomas vitales de la esquina sórdida y rota de los otros ángeles del mundo. Arcadas, guitarreos, miradas submarinas abisales, bellísimas y frágiles estructuras mentales, conversamos. Las tripas pensantes al ritmo de un jazz, el progre cuadrilátero o esos trips cromados tan cuerda y tecla y luces lentas y arrebato hermoso, tan solo para nuestra inseparable soledad.

La notificación judicial vuelta pentagrama de lo sentido, declaración de principios tarahumara, media rota y descalabro digital, la agonía apacible y feliz en el refugio distópico de templo y matorral. Y el plomo alimenticio de la especie nuestra.

Yo se que habrá quien no me perdone. Hay dos humanidades.

Y cuando el otro ser se instala en la silla de la madrugada abierta y aberrada, y el humo azul murmura delicias demasiado altas e imperceptibles y nada se detiene o nada pasa entre bocanada y bocanada entonces, solo unas notas compendiadas es todo cuanto por decir se dice: los azules en verde del pájaro alunado, los acuáticos templos de los elegantes monstruos, los ecos planetarios de los desatados en la otra lucidez de la cueva – teatro y todos, todos los virtuosos vuelos de nuestra interminable complicidad.

Oh miseria redimida, porque sabemos el cuidado (y el costo), el tesoro es nuestro. La metástasis y que decirlo, total. Sumamente ensimismados, lívidos, en silencio, observamos un rincón de cielo inventado sin fondo o contornos borroneados. Nunca antes se ha estado tan enfermo, ni tan ben.
Por supuesto que al final, y como todos, yo también me desentiendo. Voces, colores, llantos neonatos, alarmas, alarmas, serenas alarmas, ¿Regreso? Té.


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1 comentario:

  1. TExtos violáceos de los que más he disfrutado en su haber de pluma. Ya se nota el recorrido y la demencia aterriza en la nube para situarse altísima y sacra. Bello, bellísimo!.

    Sólo esa habitación sabe, sólo esa habitación sabe...

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